My blueberry nights
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My Blueberry Nights (Wong Kar-Wai, 2007) podría también llamarse "La Gran Fiesta del color". Darius Khondji despliega toda su experiencia y sabiduría sobre el tratamiento cromático de la imagen para un guion intimista e independiente. Sigue la línea del director de la obra pero también deja su impronta personal y su declaración artística en una hora y media de festín de colores y luces que trasladan al espectador desde una solitaria y pequeña cafetería en un barrio de Nueva York hasta los famosos casinos de Las Vegas, las clásicas carreteras americanas de la costa oeste, las mañanas en un bar y las noches de fiesta en un club. Un diario que describe las aventuras y el descubrimiento de la identidad de la protagonista Elizabeth (Norah Jones), en el que la luz le acompaña sin perder el más mínimo detalle de color, contraste y fuente de iluminación.
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La primera parte de la historia de My Blueberry Nights tiene lugar en Nueva York. Lizzy y Jeremy (Jude Law) se conocen en una delicada situación: ella descubre que su pareja le está engañando con otra.
Esta parte ocurre en un mismo escenario: la cafetería, que se convierte desde el inicio en un protagonista más. El local impone su personalidad y acoge la historia de amor en una iluminación motivada directamente por fuentes de la escena: múltiples carteles de neón, luces de cocina, lámparas redondas de techo, rótulos de cafetería y tubos alógenos de refrigeradoras. Todo ello genera una iluminación y una riqueza y definición de color espectacular, en parte también gracias a la nocturnidad (transcurre diegéticamente por la noche). El azul, en su faceta más apagada o más fluorescente, destaca como color representativo de la costa este americana, en concreto Nueva York. El impacto del color y la calidez que desprende en los personajes denota el sello de autor de Darius Khondji y nos hace recordar una muy interiorizada primera etapa francesa con Delicatessen de despliegue de color apostando por la composición y la fotografía pictórica.
El largometraje se sirve de llamativas y radiantes luces rojas, verdes, azules y amarillas; que saturadas y altamente contrastadas, logran un efecto envolvente e hipnotizante que se trasladará narrativamente a la trama configurando la cafetería como refugio de Lizzy y nido del romance entre los protagonistas.
Uno de los recursos más singulares que emplea el director del film Wong-Kar Wai es cambiar el punto de vista de la narración dramática de la historia a través de la fotografía. Ejemplo: la escena en que se produce la segunda charla que mantiene la protagonista Elizabeth con Jeremy en la cafetería. Jeremy habla con ella mientras limpia el refrigerador de pasteles de la cafetería y observamos en 2 planos generales diferentes y consecutivos, a Lizzy sentada en la mesa desde el punto de vista del cristal del refrigerador lleno de agua de limpiar, y seguidamente, un segundo mismo plano, pero con el cristal de la vidriera aclarando la imagen de Lizzy porque Jeremy lo está limpiando. Se trata de un juego de focalizaciones de la lente de la cámara que primero consigue el efecto borroso y después el nítido.
Quizá el ejemplo más llamativo del gran trabajo de Darius Khondji es la escena de la pelea en la cafetería de Jeremy. Está narrada desde el punto de vista de la cámara de seguridad del local bajo la premisa de que el aparato está roto y genera distintos colores distorsionando y desenfocando la imagen. El resultado, un maravilloso juego cromático que va desde el filtro morado hasta el azul, pasando por el estilo HDR (alto rango dinámico), B/N, filtros amarillo y rojo, negro total y por último el color original. Simultáneamente, el director de fotografía varía el anillo de enfoque de la cámara: primero parte de la nítidez total, a continuación se enfoca sólo a Jeremy reduciendo considerablemente la profundidad de campo del plano, y más tarde se distorsiona completamente el plano, aunque el desenfoque todavía permite apreciar la acción de la escena.
Quizá el ejemplo más llamativo del gran trabajo de Darius Khondji es la escena de la pelea en la cafetería de Jeremy. Está narrada desde el punto de vista de la cámara de seguridad del local bajo la premisa de que el aparato está roto y genera distintos colores distorsionando y desenfocando la imagen. El resultado, un maravilloso juego cromático que va desde el filtro morado hasta el azul, pasando por el estilo HDR (alto rango dinámico), B/N, filtros amarillo y rojo, negro total y por último el color original. Simultáneamente, el director de fotografía varía el anillo de enfoque de la cámara: primero parte de la nítidez total, a continuación se enfoca sólo a Jeremy reduciendo considerablemente la profundidad de campo del plano, y más tarde se distorsiona completamente el plano, aunque el desenfoque todavía permite apreciar la acción de la escena.
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La segunda parte de la película relaciona la historia de Elizabeth con la trágica vida del policía alcohólico Arnie (David Strathairn), quien está destrozado desde que se separó de su mujer Sue Lynne (Rachel Weisz).
Siguiendo la línea de fotografía explicada anteriormente, no varía el enfoque artístico en cuanto a iluminación o empleo de paleta de colores; si bien es cierto que el contraste se genera entre las escenas que tienen lugar por la mañana en el bar donde trabaja Lizzy como camarera sirviendo desayunos, y las que transcurren por la noche en el club. De hecho, la diferencia de iluminación, por la mañana natural de la luz del sol, y por la noche con lámparas de techo más apagadas y cartelería de neón; sirven además para presentar las dos caras del personaje de Arnie: el policía responsable por la mañana y el alcohólico solitario violento por la noche.
Apenas se aprecia presencia del color azul y el protagonismo lo recogen principalmente el amarillo, el rojo y el verde. Se mantiene la idea de fotografía cálida, muy contrastada y el juego de focalizaciones aumentando y disminuyendo la profundidad de campo con el consecuente significado dramático. Un ejemplo de ello es la escena en la que aparece por primera vez la mujer de Arnie, Sue Lynne, en el bar como femme fatale. En un gran plano general, ella es objeto de todas las miradas en el club y la cámara partirá de la nitidez total a centrarse sólo en ella, convirtiéndola en el único sujeto enfocado que deja borroso todo lo demás a su paso, eliminando con ello progresivamente la profundidad de campo del plano.
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Llegando casi al final de la cinta, la vida de Elizabeth se cruza con la de la alocada Leslie (Natalie Portman) en un casino de Nevada y una apuesta de Leslie llevará a las dos de viaje a Las Vegas.
En esta parte, el contraste se produce entre una iluminación altamente contrastada y motivada por los llamativos y exhuberantes fluorescentes y alógenos característicos de los casinos de Nevada, donde todo es luz y color; y una iluminación natural y plana durante el viaje por la carretera a Las Vegas con la calidez y el sol diurno de la costa oeste.
Predominan colores eléctricos como el azul y el púrpura. En general, se repite el esquema de iluminación de ambiente de toda la película.